Autor: David Leija BearCuando estuve en la prepa leí en algún lugar que Costa Rica era el país más verde del mundo. El haber leído eso me dio una curiosidad inmensa… como que no lo creía; lo tenía que ver con mis propios ojos. Y luego cuando me recibí de la universidad mi amigo y yo estabamos arreglando todo con la esperanza de mudarnos a Costa Rica por al rededor de un año. Todo iba de acuerdo al plan que teníamos hasta que desafortunadamente, y por menso, me metí en problemas. En ese momento tuve que apretarme el pantalón como decimos en México y dejar de andar soñando para poder trabajar. No tuve opción mas que ponerme las pilas y darle duro. Como se podrán imaginar, allí murió el sueño. Al menos eso es lo que pensaba. Adelantémonos unos cuantos años y por fin se logra el sueño: En fin, llegué a bellísima Costa Rica. Sin embargo, nunca pensé que tuviera que recorrer más de 5,000 millas por tierra para lograrlo. Eso sí que no fue parte del sueño. Como se podrán imaginar me salió una mini-lagrimita al llegar a esa tierra ‘prometida’. No cabe duda que los hombres por más ‘machos’ que seamos también lloramos. Bromeo.
Son pocas las veces cuando uno llega a un hogar y se siente verdaderamente en casa pero al llegar nos recibió una familia tan calurosa, alegre y verdaderamente simpática que así nos sentimos de inmediato. La alegría de esta familia le salía por los poros y se sentía. Luego de habernos bañado (la señora le ha de haber dado gracias a Dios ya que habíamos viajado dos días seguidos manejando por un calorón centroamericano para llegar. ¡Imagínense!) seguimos conversando mientras comíamos el platillo tradicional, gallo pinto. Al conversar, me di cuenta de que por más sabiondo que me sintiera… no les reconocía el acento. En ese momento me di cuenta que la verdad solo había conocido a dos Ticos en la vida y realmente sólo uno de ellos provenía de tierras Costa Ricenses. Bastó con conocer al país más verde del mundo por solamente cinco días para darme cuenta por qué no conocía a más Ticos. Con todo lo que tiene que ofrecer, simplemente no hay necesidad de salir del país. *** Al llegar a la casa de nuestros anfitriones pude ver que no iba a caber nuestra van inmensa en la cochera, pero en corto, salió el vecino a ayudar. Midió lo ancho y alto de la camioneta y determinamos que sí cabría, pero ni un pelito más. Nos tardamos una media hora en meterla. Pienso que si no la habríamos lavado ese dia no cupiera por los granitos de tierra que hubiese tenido. Cuando nos acomodamos en la sala, la Sra. Barrantes, nuestra anfitriona, entró casualmente con la bebé de uno de los vecinos. Se sintió un fuerte enlace en la comunidad, como siempre he imaginado que debería de ser, pero desafortunadamente nunca he tenido el placer de sentirlo en los Estados Unidos. Me da esperanza ver a la comunidad así y seguiré luchando para que un día mis hijos puedan crecer en ese ambiente. Esa noche dormimos como me imagino que durmió el bebé ya que la noche anterior habíamos dormido en la camioneta en medio de un calor tropical, estacionados en la costa Pacifica Nicaragüense. Era muy bonita la vista pero dentro de la camioneta había un calor sofocante ya que no hubo brisa esa noche. Nunca olvidaré el sonido de esa noche cuando mi primo se despertó en un charco de sudor, hablando como si fuera el señor barrigas astmático diciendo, “Ya no aguanto… de veras no aguanto”. Los dias siguientes los pasamos hablando con la gente y conociendo la capital, San José. Por lo general, la gente es muy amable y amigable en Latinoamérica, pero en Costa Rica existe algún elemento extra. Puede que haya sido nuestro entorno y nada más, pero sin duda, sentimos un aire de amabilidad elevada y sincera al hablar con la gente. La manera en que hablan los Ticos de su país es una cualidad admirable. Se siente que se les infla el corazón con orgullo al hablar de su país y sin una onza de prepotencia. No sé qué será, pero me imagino que tiene algo que ver con el echo de que este país ha ocupado el primer lugar en el Índice del Planeta Feliz de acuerdo a la Fundación Nueva Economía (FNE)… y dos veces. Otra cosa que destaca a este país es que fue la primera nación soberana en abolir su ejército, y sigue siendo uno de pocos países en el mundo que lo haya hecho. Todo esto puede que suene como una especie de sueño utópico pero como todo otro país, Costa Rica también batalla con sus propios problemas internos. Aunque aveces nos cueste, uno todavía tiene que ejercer el sentido común en todo momento. En pocas palabras, no vayas a caminar sólo en el centro de San José a media noche estrenando tu cadenita nueva de la virgencita mientras subes fotos al instagram con tu iPhone del año. Suena gracioso, pero hay gente que lo hace… o mejor dicho, lo hacía… porque ya lo han de haber perdido. Pero al salir del centro de la ciudad es otra historia. Este país tiene algunas de las playas más hermosas del mundo que uno puede visitar en la tarde y regresar a su casita justo a tiempo para ver al chacal tocarle la trompeta al primer disque-Juan Gabriel de la noche en Sábado Gigante (QPD). En el recorrido de Nicaragua a San José, pasamos algunos lugares con nombres encantadores pero debido a la escasez de tiempo que teníamos, no pudimos visitarlas en ese instante. Uno de esos lugares se llama Punta Arenas. El nombre me hizo pensar en playas de arenas blancas y aguas claras, resplandecientes en el sol. No nos pudimos quedar con las ganas y en el último día decidimos regresar a esa playa. Al llegar vimos que la habíamos regado. Con una infinidad de playas conocidas al nivel mundial al alcance, a nosotros nos tocó bailar con la fea. Fuimos a la playa que es la oveja negra de todas la playas Costa Ricenses. Siendo un optimista eterno, sugerí que nos echáramos una vueltecita por el área para ver si encontrábamos otra playa pasable por ahí. Jamas la encontramos. Fuimos a otra casi pasable… pero no. Eso nos pasa por no preguntarle a la gente. Dijimos sintiéndonos ya my derrotados, "orale, pues nimodo, vámonos a donde estén todos los gringos…" y nos encantó. Era un Martes por la tarde así que casi no hubo gente. Llegamos imponentes estacionando la camioneta en la arena frente al mar. Nos relajamos al más no poder hasta que desapareció el sol en el horizonte. Fue tan increíble la experiencia que decidimos quedarnos otro día y dedicarnos cien por ciento a visitar las playas del país. Los días siguientes precisamente eso hicimos (aparte de escribir y trabajar), y de alguna manera, cada playa fue más bella que la anterior. No nos cansamos y nos la pasamos visitándolas hasta que llegamos a Panamá. Aparte de su gente hermosa, sus playas paradisiacas y clima tan agradable, el llegar a Costa Rica para mi representó algo aún más grande. Más allá de visitar el lugar más verde del planeta, fue un testimonio para las cosas más grandes que nos pasan en la vida. En lo personal, yo siempre quiero correr antes de caminar sea en la música, en los idiomas que quisiera aprender, o quién sabe, puede que sea hasta en el amor. Todo a su debido tiempo. Quise ir a Costa Rica como un chavo recién egresado de la universidad, pero me pregunto… ¿que sería de mi vida si lo hubiese echo en ese entonces? Ese año que según yo, debía haber estado en Costa Rica, encontré mi carrera y verdadera pasión en la vida. Conforme han pasado los años he podido ver que las bendiciones se presentan en diferentes formas. Pensé que al meterme en problemas me había cerrado las puertas a mí mismo pero ahora me doy cuenta que quizás fue algo divino. Fue una lección que necesitaba aprender en el momento preciso que necesitaba aprenderla. El hecho de que ese sueño se haya ‘muerto’ fue lo mejor que me pudo haber pasado porque el sueño jamas murió sino, fue diferido hasta que estuviera preparado para realizarlo. Así que para aquellos de ustedes cuyo sueño, algo o alguien lo mató… no pierdan la esperanza. Puede que exista algo más grande que, a lo mejor, aún no estén listos para enfrentarlo… nunca dejen de soñar que los sueños sí se pueden alcanzar. Sólo esperemos que no tengas que recorrer 5,000 millas para poder hacerlo. -David Autor: Edgar BearDespués del tiroteo, de la balacera entre el ejército y los guerrilleros, el ejército a fuerza sacó a la gente de sus casas y las alinearon. Estaban investigando a los jóvenes. Querían saber si estas personas estaban en apoyo de los guerrilleros. Un amigo mío, Erik, y sus amigos fueron investigados. Su versión de la historia es que el ejército tomó demasiado tiempo con ellos. Esto significaba que pudieran haber sido asesinados. Entonces, el temor de ser asesinado a tiros como les había ocurrido a otros en días anteriores era algo visible. Sin embargo, una vecina vio a los militares. Esta vecina le llamo a su marido quien tenía un rango alto en el ejército, y le contó a su esposo de la situación. El marido luego dio la orden de librar a los jóvenes. Gracias a Dios, la llamada llegó a tiempo, porque, el ejército Nicaragüense tenía fama de cometer atrocidades contra su propia gente donde mucha gente era secuestrada y nunca mas vista que hasta hoy en día, no se sabe que fue de mucha gente. Nicaragua tiene una historia demasiado interesante. Es una historia de un país que fue maltratado por el gobierno por muchos años. Llegó a ser la gente común en contra de aquellos en el poder. Y las personas inocentes en muchos casos fueron víctimas de la guerra por hechos simples como el de caminar por la ciudad. Sin embargo, gracias a Dios, Nicaragua ha experimentado un cambio enorme. La dictadura de los Somoza que tristemente fue apoyada por el gobierno de los Estado Unidos, ya no tiene el poder. En cambio, Nicaragua está pasando por un crecimiento constante debido a sus hermosas playas, su comida, sus sitios históricos, y por causa de la gente. Esto fue nuestra experiencia en Nicaragua: En la frontera entre Honduras y Nicaragua, una joven que parecía ser una extranjera, me preguntó sobre el cambio de moneda del país. Yo le respondí, pero también me di cuenta de su acento, y le pregunté que de donde era. María era de Lituana y estaba viajando de país a país por medio de pedir aventón, es decir, pedir por la calle que gente no conocida la lleve al lugar que quería ir. Ella me dijo que necesitaba llegar a otra ciudad antes de que se haga más noche. Me quedé sorprendido. ¿Cómo es que ella iba a hacer esto? Es una locura. Después, María me preguntó que si le podíamos dar ride a un hostal. A lo que ella me hizo la pregunta, yo tenía mis dudas. No me importaba que fuera europea, los europeos también pueden robar y aprovecharse de la gente. Sin embargo, por otro lado, ella estaba viajando de una manera insegura y tomé en cuenta que ella no era más fuerte que David y yo. Así que, me acerque a mi primo y él dijo que sería bien darle un ride a una ciudad cercana. Lo hicimos. Un tiempo después de haber llevado a María a una ciudad cercana, llegamos a la capital de Nicaragua: Managua. Nos quedamos con mi amigo Douglas y su familia. Ellos nos recibieron con gran alegría y amor. Douglas y su esposa Diana hicieron todo lo posible para que nos sintiéramos cómodos. Nosotros estamos demasiado agradecidos por el amor que nos mostraron. Douglas y Diana tenían dos niños que eran una alegría y que eran simpáticos: por ejemplo, el niño más joven, Jim, que tenía dos años, al ver a David, le dijo, “Hola Gringo”. No podíamos dejar de reír. Todavía no sabemos cómo es que el niño supo decir eso. Después de pasar unos días con Douglas, él me habló de su pasado. Douglas antes era un miembro de una pandilla, y no solo esto, sino que llegó a ser el líder de la pandilla. Las historias que escuché de Douglas fueron que su pandilla a menudo salía a las calles para luchar contra los rivales no solo con puños, sino también con machetes y en ocasiones con armas de fuego. Douglas también pasó tiempo en la cárcel. Él había vivido una vida dura. Y las razones que dio por haber actuado con tanta violencia en su vida eran debido al ambiente en que se crio en donde su familia conocía la guerra. Sin embargo, Douglas me dice que es gracias a Dios que ha cambiado su vida. Salió de la vida de las pandillas y se fue a estudiar donde se hizo abogado. Interesantemente, después de practicar su profesión por un tiempo, decidió dejarla atrás con el fin de servir a su comunidad en una organización cuyo nombre es Vida Joven. Douglas trabaja con jóvenes con problemas en el área que él vive en la cual queda en una parte no muy segura. Pero, por lo que he visto, después de haber hablado con los jóvenes y después de haber dado una lección, veo que Douglas ha hecho un gran trabajo en su comunidad. Él ha ayudado a recaudar líderes en ocho barrios en los que hay más de 50 jóvenes que están siendo ayudados en cada barrio. Douglas es una inspiración para su comunidad y para los jóvenes con cuales trabaja. Después de haber pasado unos días con Douglas y su familia, nos fuimos a Granada y a San Juan del Sur. Granada se ve como una ciudad antigua de España mientras que al mismo tiempo la ciudad es moderna. Es un lugar seguro para caminar y ver los diferentes sitios. Hay hermosos edificios por todas partes, y hay un lago cercano que mejora a la ciudad. A las afueras de la ciudad, David y yo pasamos tiempo en el bosque donde vimos unos monos. Uno de ellos, que tenía alrededor de un año de edad, jugó con nosotros por más de una hora. Me pareció graciosa la idea de jugar con un chango y a la vez se me hizo algo lindo. San Juan del Sur es un pueblo a la par del mar. Aquí llegamos justo a tiempo para ver la puesta de sol. Se iluminó el cielo en una variedad de colores: violeta, rosa, azul, blanco, y más. Fue algo que inspira. Después, David tuvo la idea de sentarnos en la playa para tocar nuestra guitarra y vihuela (instrumento de México de 5 cuerdas que se parece a una guitarra). Al tocar, un hombre se acercó y nos preguntó que si podía tocar con nosotros. Le dijimos que sí. Tan pronto que comenzó a tocar la guitarra, cinco de sus amigos se unieron a nosotros. Resultó que el tipo fue el elegido a acercarse a nosotros para que después los demás puedan juntarse también para cantar canciones mientras en la playa. Sin embargo, fue un momento memorable. Estos hombres cantaron canciones nicaragüenses sobre su historia y su vida. Fue inesperado y bastante agradable. También, los tipos nos dieron a conocer un poco sobre sus vidas. Algunos lucharon en la guerra, otro recorrió muchos países por causa de la música, uno podía hablar cuatro idiomas y algunos habían vivido en los estados. Cada persona allí tenía una historia de vida interesante. Esto es lo mismo en cuanto a todas las personas: tener su propia historia. Nosotros a veces queremos agrupar a la gente en ciertas categorías mientras que nos olvidamos de la complexidad humana. Decimos cosas como que los negros son esto, los mexicanos son, los europeos otra cosa o los asiáticos también esto. Lo hacemos mientras nos olvidamos o no reconocemos que cada persona también es un individuo complejo con acontecimientos de vida complejos que dan forma a lo que somos. Cada historia es diferente. Y el parar y tomar el tiempo para conocer, para escuchar sobre las diferencias según el individuo, produce conocimiento que forman nuestras propias interpretaciones que ojala nos hagan reconocer la complejidad humana. Y en respeto a Nicaragua, hemos visto y oído de los que han vivido la guerra, que son ricos, que viven en la pobreza, que les gusta el fútbol, el béisbol, la educación, que aman a su país y más. Hemos visto cosas con cuales estamos de acuerdo y otras que no. Y me parece que esto es cierto con toda persona en Los Estado Unidos y alrededor del mundo: en toda persona, hay cosas donde vamos a estar de acuerdo y donde no. Sin embargo, mi llamado es amar a toda persona a pesar de mis propias faltas y las de ellos. HondurasAutor: Edgar BearDavid y yo hemos leído y algunas personas nos han dicho que no hay que ir a Honduras debido a que la policía es la peor de Centroamérica, que el país tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo y que las pandillas controlan grandes partes del país.
Debido a nuestro haber leído y oído estas cosas, le pregunté a mi primo, "¿Vamos a Honduras o manejamos directamente a Nicaragua?" David encogió sus hombros y dijo que no sabe. David y yo estábamos demasiado cerca de no visitar a Honduras, pero nos pusimos de acuerdo de que sería ridículo manejar por toda América Latina y no visitar al país. Nos sentíamos incómodos e impacientes a la idea de no ir. Pero, al mismo tiempo, no sabíamos dónde íbamos a pasar la noche. Esta pregunta surgió porque se nos comunicó que el lugar en donde nos iban a dar alojamiento, siempre no se pudo. Por causa de esto, buscamos todas las formas posibles de poder quedarnos en Honduras un par de noches. Sentimos que estábamos fuera de ideas en cuanto a encontrar hospedaje. Estábamos un poco desesperados porque sí queríamos conocer a este país por causa de que no sólo Honduras y la gente tiene una mala reputación, pero, también conocemos a muchos hondureños en los Estados Unidos. "Hay que buscar en Couch Surfing", dijo David. Yo le respondí que si era nuestra única opción, que hay que hacerlo. Mientras cruzábamos la frontera entre El Salvador y Honduras, todavía no teníamos lugar donde quedarnos. Estábamos en camino a Nicaragua (uno tiene que cruzar por Honduras para llegar a Nicaragua.). Pero, unos minutos después de pasar la carretera hacia la capital, Tegucigalpa, recibimos un mensaje por Couch Surfing. Una persona nos invitó a comer con ella. Se dio a conocer que no nos podía dar hospedaje, pero que le encantaría charlar un tiempo con nosotros. “Vamos”, dijo David. Al instante le dimos vuelta al carro y comenzamos nuestro inicio hacia Tegucigalpa con esperanza de encontrar un lugar de hospedaje. Mientras manejábamos, David preguntó que si pensaba que nos querían engañar. Que si era mentira y que realmente era un grupo de personas que nos querían robar. Le contesté diciendo que yo no sé, pero que deberíamos guardar nuestras cosas, encontrarnos en un lugar con mucha gente y esperarla de lejos para ver cómo era la persona. Lo hicimos. Cuando la persona llego, cuyo nombre es Vanessa, aparento ser buena gente.. Entonces, le dije a David que hay que ir a hablar con ella. Y descubrimos que Vanessa también tenía sus dudas sobre el conocernos. Claro, uno entiende esto porque ella realmente no sabía quiénes éramos nosotros. Pero al conocernos, al instante nos hicimos buenos amigos. Ella es una ingeniera a quien le encanta viajar. También es muy inteligente, cariñosa, trabajadora, amable y sabia. Esto se dio a conocer en nuestras pláticas sobre la política, el viajar, la escuela y Honduras. Vanessa nos llevó a comer baleadas, y tengo que decir que estoy demasiado emocionado para que usted, la persona que está leyendo esto, coma esta comida. Es como un burrito, pero me atrevo a decir que es más rico. La baleada se prepara con una tortilla de harina fresca, no es el tipo de tortilla que se sirve en los Estados Unidos que a menudo sabe a plástico. La tortilla tenía frijoles, queso, salchichas, plátanos horneados, guacamole, y huevos. Era demasiado rico. Después, nos fuimos a un mirador. Fue impresionante. Vimos a la ciudad montañosa en un día medio frio mientras el sol bajaba. Allí me puse bien tranquilo, alegre, agradecido por haber tenido la oportunidad de visitar, de ver una gran ciudad y su gente. Son momentos como estos que le doy gracias a Dios porque me dio la oportunidad de ver a su creación en términos de la tierra y su gente. Ah, y también, no sé si es porque nos llevamos tan bien, pero Vanessa nos dijo que podíamos pasar la noche en su casa (en nuestra propia habitación, por supuesto). Al día siguiente, fuimos a la Universidad con Vanessa y su hermana, Johana. Johana es una joven simpática e inteligente: sabía hacerte reír, pero al mismo tiempo, sabía de la política y de sus alrededores. Al entrar en la universidad, el aire fresco de la educación superior nos dio la bienvenida. Vimos a las personas que buscan mejorar su situación y la de su país: médicos, abogados, ingenieros y empresarios. Gente de todo tipo de color de piel uniéndose por una causa buena. Esto va en contra de la idea de que todos los centroamericanos son ignorantes y perezosos. De ninguna manera. En Honduras, como en todo país, hay gente que quiere mejorar su situación y la gente a que no le importa. Ahora, para resumir, diría que Honduras es un país hermoso. Y una vez más, igual como en todo país, evite lugares donde hay pandillas y crimen. Pero, sobre todo, el país ha sido bendecido con hermosas playas, montañas, gente y comida. La verdad es que no puedo que creer que estábamos demasiado cerca de no visitar. El SalvadorAutor: Edgar Bear Ms-13 y la calle 18. Estas son las infames pandillas salvadoreñas que tienen sus raíces en Los Ángeles pero con presencia en El Salvador. ¿Sera que las veamos? ¿Sera que nos asaltarán? ¿Robarán? ¿Qué caminos son seguros? ¿Qué caminos debemos evitar? ¿Sera que establecieron controles de carretera para detener a vehículos? Estas son las preguntas que me preguntaba y que le pregunté a la gente conocida durante nuestra estadía en El Salvador.
La corta historia es que estas pandillas salvadoreñas se formaron en Los Ángeles con el deseo de protegerse de las bandas de los alrededores. Rápidamente crecieron y se involucraron en actividades delictivas. Debido a su crecimiento y sus actividades, tales como el robo, el tráfico, el asesinato y así sucesivamente, muchos fueron deportados a El Salvador y por eso, su presencia creció en el país. Ahora, cuando se habla de visitar a El Salvador, hay un temor de encontrarse con estas pandillas. ¿Es justificado el temor? Sí y no. Sí, hay zonas que no hay que visitar porque ocurren robos, asesinatos, abusan y extorsionan. Sin embargo, estas son cosas que ocurren en casi todos, si no todos los países del mundo, incluso los Estados Unidos: por ejemplo, hay partes de Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Detroit y así sucesivamente donde la gente evita ir por miedo de encontrarse con este tipo personas. Y la raza es irrelevante. Gente de todas las razas cometen este tipo de delitos. Entonces, al llegar a El Salvador, evita esas áreas. Por otra parte, hay zonas en donde uno se siente tan seguro como si estuviera en Beverly Hills o Disneylandia. David y yo caminamos por la ciudad y los barrios hablando con personas que eran extremadamente amables y cariñosas. Nos reímos, compartimos nuestras historias y comimos juntos. Experimentamos parte de la gran belleza de la gente y su cultura. Vimos impresionantes montañas verdes. También fuimos a la playa donde vimos las hermosas aguas de color azul oscuro y vimos a la gente pescadora, la gente trabajadora salir al mar con sus barcos para pescar, vimos la preparación de los peces para la venta, y vimos la gente vender de lo que había captado. Nos la pasamos muy bien. Con esto dicho, durante nuestro tiempo en San Salvador, nos encontramos con héroes. Héroes locales. Pasamos la noche manejando por San Salvador con una comunidad cristiana que se ha reunido por muchos años para hablar con y para alimentar a los adultos sin hogar, a niños, a prostitutas, a travestis, y a jóvenes gay que han sido rechazados. La noche ocurrió de la siguiente manera. Eran algo como las 9:30 de la noche en San Salvador. Después de hablar con los líderes y de orar con los involucrados del programa Pan con chocolate, nos pidieron que los siguiéramos con nuestro vehículo. Mientras manejábamos, entramos a una área de la ciudad que no era muy segura: habían personas tiradas en el suelo, había un montón de basura, y habían edificios descuidados. Durante una de nuestras paradas, fuimos a lo que parecía un almacén abandonado. En la pared del edificio, había gente sin hogar tirada en el suelo lista para dormir. Cuando nosotros, el grupo, llegamos, la gente en el piso estaba muy contenta al vernos. Estas personas eran delgadas, algunos sin dientes, unos sobrevivían recogiendo basura y otros estaban allí porque sus vicios tenían todo el control. Una señora les habló algo de la Biblia mientras algunos de nosotros fuimos a hablar individualmente con algunas de las personas sin hogar. Estas personas eran conocidas por nombre. Sus historias de vida eran conocidas. Después de un tiempo, le repartimos bebidas y comida a la gente mientras continuamos nuestras conversaciones. De próximo, vi algo que me llamó la atención aun más de la profunda experiencia que estaba viviendo. Vi a dos mujeres jóvenes hablando con una prostituta travesti. Y lo que noté fue que todos se llevaban muy bien. Se conocían. Se respetaban a pesar de sus diferencias en puntos de vista y en el estilo de vida. Y como cristianas, las mujeres le mostraron amor a su prójimo. Viendo esto, me hago la pregunta, ¿Cuales personas estamos rechazando por causa de que son diferente? Entiendo que puede ser difícil amar a alguien con quien no estamos de acuerdo, pero es algo a que Dios nos llama a hacer. |
David LeijaMuchacho dicharachero enamorado pero muy sincero eso si. Edgar BearEdgar es cristiano. Le encanta el futbol, viajar y conocer a la gente. Archives
January 2017
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